¿Por qué emprendí este viaje?

Siempre hablo de la ruta, de la gente que me encuentro y de los momentos que vivo con ellos. Intento transmitir lo que vivo en este viaje, de forma más o menos acertada, para que de alguna forma viajéis conmigo. Pero nunca me he puesto a explicar los motivos por los que comencé este viaje y el cambio de vida que está suponiendo, más allá de las resumidas explicaciones que os doy a los que me preguntáis.

La pasión que llevo dentro

Creo que es algo verídico el hecho de que un viaje de este tipo se hace porque te sale de dentro. No creo que se pueda hacer algo como esto si no tienes pasión por hacerlo, algo que te mueva a dejarlo todo y marcharte. Puede ser pasión por viajar, por conocer gente, por cambiar de vida, por perderte, por llegar a lugares remotos o por cualquier otra cosa, pero sin pasión algo así no se puede hacer.

A veces es difícil explicar cuál es la pasión que te mueve, en ocasiones ni nosotros mismos sabemos con seguridad por qué queremos hacer algo que una parte de nosotros no entiende. Pero sabemos que lo queremos hacer.

En mi caso, lo que me hizo emprender este viaje fueron las ganas de ver mundo, sobre todo culturas que no conozco. Siempre he intentado ver las cosas desde varias perspectivas para tener una visión global, y poder así forjar mi forma de ser y de pensar sobre un abanico de ideas lo más amplio posible. Pero hay cosas que son difíciles de aprender y puntos de vista que son difíciles de comprender si permaneces siempre en el mismo lugar y estás siempre con la misma gente. Este viaje es una oportunidad que le doy a mi mente de pensar de forma diferente o de expandir mi forma de pensar actual, e intento aprovecharlo para cuestionar y replantear todo lo que sé, algo que siempre he hecho pero que esta vez tengo la oportunidad de hacer con más amplitud.

La decisión

Este viaje no es el sueño de mi vida. Lo único que tenía en mi mete antes de tomar la decisión era que algún día me gustaría viajar a ciertos países en los que la gente es diferente a nosotros. Un viaje largo, probablemente en coche o furgoneta, a través de esos países es de esas ideas que tienes rebotando de un extremo a otro de tu cabeza sin mayor planteamiento que el de «quizá algún día». Pero en mi vida he vivido demasiados «quizá algún día», y he aprendido que ese día ni te busca ni te encuentra. Ese día no existe, tienes que inventarlo.

En mi caso tenía la oportunidad de comenzar esto con un amigo. Esa fue la chispa que hizo que esa remota idea dejase de rebotar dentro de mi cabeza y se empezase a expandir en ella. Como resultado, el «quizá algún día» empezó a convertirse en «¿por qué no ahora?». Era un proyecto que se escapaba de los límites de mi tímida idea de hacer un viaje largo por ciertos países, pero la idea de dar la vuelta al mundo en bicicleta me empezó a entusiasmar, y a eso ayudó el seguir los viajes que hacía Manel, los cuales me despertaban las ganas de hacer algo así.

Pero las ganas de emprender este viaje chocaban con lo que dejaría atrás si lo hacía. Mi familia y amigos son una parte importante de mi vida y sabía que sería difícil separarme de ellos por mucho tiempo, y así está siendo. Estar lejos de ellos es duro, pero aún más duro es estar lejos de Fio, la chica a la que amo. Estar lejos de ella no es sólo echarla de menos, es también tener la sensación de que me falta una parte de mí, como si una parte de mi ser se hubiese quedado allí. Algunos me preguntan ¿compensa? Bueno, si no me compensase no lo haría. Si puedo superar el estar lejos de ella es porque tengo la suficiente motivación para hacerlo, y porque sé que volveré, y que en cualquier caso siempre puedo regresar si vemos que la relación se complica. Por ello continúo, porque sé que este viaje tal y como lo estoy haciendo no podré hacerlo más adelante, pero teniendo muy claro qué es lo más importante para mí por encima del viaje, y que puedo regresar en cualquier momento. Esto es sin duda lo más difícil del viaje. A los que estén solteros y tengan en mente un viaje así, les aconsejo encarecidamente que lo hagan antes de conocer a alguien (a no ser que se apunte a la aventura).

¿Por qué en bicicleta?

Ni siquiera el hecho de hacerlo en bicicleta era algo que me había planteado nunca, pero no me costó aceptarlo ya que me gusta y me parecía una buena forma de viajar. Si en cualquier momento tuviese que desprenderme de la bici lo haría y continuaría este viaje de cualquier otra forma, ya que mi objetivo es viajar, la bici es mi método de trasporte. Pero debo reconocer que para mí ahora mismo es la mejor forma en la que se puede viajar teniendo tiempo, ya que te permite ver el mundo desde la raíz, conociendo a la gente del camino y palpando cada kilómetro sin perderte nada. Viajar en bicicleta es viajar a la velocidad de la vida.

Atenas, punto de inflexión

En lo que llevo de ruta puedo decir que he vivido tres fases diferentes en el viaje. Los primeros dos meses con Manel fueron una primera fase, en la que todo era nuevo para mí, tenía todo por aprender (y aún me queda mucho). En la segunda fase comencé mi andadura en solitario, durante unas tres semanas, donde pude sentir la sensación de ser totalmente libre, que todo dependa de mí y de, por qué no, perderme. Y por último los «reencuentros en la tercera fase», donde volví a encontrarme con Manue y Max y con los que, también junto a Clément, continuamos nuestra marcha hacia Grecia.

Aquí en Atenas voy a recibir la visita de Fio. Llevamos casi cuatro meses sin vernos, es mucho tiempo y tengo muchísimas ganas de verla. Y aunque mi idea es continuar y tengo mis planes para la ruta que me espera, la decisión de continuar no sólo depende de mí como ya he dicho. Aunque siempre he hablado de este viaje como «la vuelta al mundo», porque en teoría es el objetivo, en la práctica mi objetivo es continuar el viaje mientras tenga ilusión y motivación por hacerlo y, además, mientras no afecte negativamente a mi relación con Fio. En cualquier caso no cabe en mi cabeza un motivo para arrepentirme, tanto si continúo como si paro en cualquier momento, estoy realmente orgulloso (sorprendido incluso) de adónde he llegado hasta ahora y de todo lo que he vivido por el camino, me está haciendo cambiar y sobre todo me está dando confianza en mí mismo.

En el caso de continuar con mis planes, aquí en Atenas comienza una nueva fase de la ruta, en la que vuelvo a viajar solo. Pero esta vez es diferente. Estoy prácticamente a las puertas de Asia, lo que en parte convierte todo lo anterior en un entrenamiento. Turquía será el inicio de un viaje diferente en un continente diferente, será un cambio respecto a lo que he conocido hasta ahora. Si este viaje lo hubiese comenzado sólo para un par de meses y tuviese que elegir un punto de inicio, probablemente sería este. Pero el que me espera es un continente complicado en cuanto a la planificación de los puntos por donde pasar y a los visados. Tengo más o menos decidido por dónde pasaré, y es posible que no todo sea en bicicleta, os lo contaré más adelante.

Quiero enviar un fuerte abrazo a toda mi gente, ¡se os echa en falta! Sólo os pido una cosa, seguid siendo igual de estupendos cuando vuelva, sea cuando sea.

¡Gracias a todos por leerme!